martes, 10 de abril de 2012

La visita


El brazo me dolía, no sabía si era porque dormí toda la noche sobre él, haciendo que aparezca un calambre que recorre todo el brazo, hasta llegar a la nuca. Me despierto con enojo, la verdad es que quiero seguir durmiendo pero no puedo, ese dolor naciente me molesta por demás. Abro lentamente los ojos y el contorno de alguien que me observa se encuentra casi en frente de mi cama. El corazón me da un golpe en el pecho, el estado de alerta se apodera de mi cuerpo. Cuando mi vista se aclara no puedo dejar de asombrarme de ver que esa persona que se encuentra en frente mio, no es mas que yo misma. Pero estoy podrida, mi carne carcomida y verdosa. Ese cuerpo no vivo me observa con los ojos bien abiertos, la respiración que sale de su boca es un vapor frio que poco a poco va inundando el cuarto. No tengo la valentía para hablarle (me refiero a mi misma como otro ser), que podría decirle. Estoy viendo a mi muerte de frente, mi futuro, mi yo sin ser. Esa cosa pudrienta no es un ser, no puede contener nada. Ella mantiene la cabeza sobre de un costado, como si me observara intentando reconocerme. Tiene casi mi edad, eso significa que estoy a unos pasos de convertirme en eso. El corazón me retumba en la cabeza, ella esta mirando mi brazo dolorido, y parece sonreír levemente. Tengo miedo, casi nunca siento miedo, pero la piel se me eriza y me duele respirar. Es la angustia del miedo que hace que el pecho duela y tiemblen las extremidades del cuerpo. Me aprieto mas a la cama y no puedo sacar la vista de la boca, de sus dientes amarillos, de esos labios muertos. Se acomoda y cruza las piernas, parece suspirar. ¿Cómo puede suspirar? ¿Incluso como puede respirar?, ¿como puedo estar ahí, así? Miles de preguntas me rebotan en la mente, no hay nada más, no hay nada más. El dolor del brazo es lo único que hace que sienta algo. Miro lentamente mi brazo, sangre brota de una herida cerca de la muñeca. Me asusto ¿Cuándo paso esto? ¿En que momento apareció esa herida? La sangre brota lentamente, espesa va cayendo al piso. Ella me mira y sonríe, con dificultad se levanta de su asiento y camina hacia un costado de la habitación. Puedo ver que tiene un cuchillo en su mano, el cuchillo estaba manchado con sangre, ¿era mi sangre? ¿Era la suya? Sobre la pared comenzó a trazar cosas, nada en concreto, me dio la espalda y yo no podía dejar de obsérvala. En eso me iba a convertir y no quería saberlo, mi carne podrida verdosa y mordida por la tierra y el tiempo. Llena de tierra y de encierro, mi pelo duro como alambre. Esa cosa se movía con dificultad, mientras de mi brazo brotaba mi sangre en la pared se dibujaban garabatos con sangre. Quería llorar pero no me salen las lágrimas, a veces pienso que ya no tengo lagrimas. No se en que momento las perdí, pero sé que no están mas, sé que se secaron en algún lugar o día nublado. Ella ¿llorara?, sigue dándome la espalda, se detiene y gira mirándome nuevamente. Escribió mi nombre con sangre, siento ganas de gritar de salir corriendo, pero no hago nada, nada, nada. Esta muerta mi supervivencia, o tal vez no. Ella deja caer el cuchillo al piso y se acerca hacia mí. Su cara cada vez mas cerca de la mía, me mira directamente a los ojos. Sus pupilas blanquecida por la muerte, su aliento frio me baña la cara. Me siento cada vez mas débil, ¿se me esta yendo la vida? en este momento debe haber un charco de sangre al lado de mi cama, no quiero que todo termine así. Aun me falta mucho por vivir, hay cosas que todavía no hice, que todavía no sentí. Esa cosa me observa acaricia mi cara con su mano podrida, su piel es áspera, rota. Recorre mi cara como si intentara reconocerse a si misma. Pareciera que esta por besarme en la boca, acerca su boca a la mía y la abre, deja salir el aliento frio que se mete dentro mio. Mi cuerpo comienza a temblar, no puedo evitarlo y lloro. Después de mucho tiempo lloro de dolor, de angustia. Siento que mi corazón se contrae contra mi pecho y ella también llora, puedo ver sus lagrimas que caen sobre mi piel. No puedo evitar preguntarme que me lleva a estar en situación, a verme así. No esta bien, esto no es correcto. Sus lagrimas son heladas, ella esta helada, al igual que yo con la diferencia que yo estoy viva y ella esta muerta. Se aleja y se queda parada al lado de mi cama, yo ruego que por favor se vaya de una vez, que termine con esto. Ella no tiene intención de irse, se queda parada mi brazo sigue sangrando y cada vez me siento mas débil. ¿Voy a morir hoy? ¿Así? me miro el brazo y sin pensarlo me tapo la herida con la sabana, ya no quiero sangrar más. Ella se mantiene en su lugar, sigue llorando. Ninguna de las dos hablamos, dejamos todo así. Ella comienza a alejarse de mí y sale por la puerta, yo me levanto y me siento en la cama y la observo irse. Mis lagrimas se sacaron en mi piel y cayeron por mi boca, son saladas pensé.

Foto: Floria Sigismondi

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